Thursday, December 07, 2017

LAS MUJERES ME HICIERON MAL




Pamplona es una ciudad mágica por donde se la mire. Hemingway lo adivinó ni bien puso sus pies en ella. La mística que la rodea está llena de historias y anécdotas. Más allá de sus sanfermines, las saetas enamoradas llegan al corazón.

En los últimos días, las escritoras Miren Epalza y Mirentxu Larrañiaga, inauguraron el ciclo de conferencias “Pamplona ciudad abierta-Iruña hiri irekia”, dentro de la segunda edición de Recuperando a Hemingway-Hemingway Bidaide, con la charla en euskera “Nada sin ellas-Emakumeak, ezinbestekoak”, en la que se resaltó la influencia del mundo femenino en la vida y obra de Ernest Hemingway.

Ambas escritoras pamplonenses, el sábado 2 de diciembre, coincidieron en que “Hemingway no hubiera sido el escritor que fue sin el apoyo de las mujeres que le rodearon”, afirmó Miren Epalza.




Entre las damas que marcaron el camino de éxito de Ernest Hemingway se encuentra Gertrude Stein, a quien conoció en el París de los años 1920. Considerada como la pionera de la literatura modernista, en la casa que compartían Gertrude Stein y su pareja Alice B. Toklas, se convirtió en el lugar de referencia cultural de la Europa de entreguerras. Picasso, Hemingway, James Joyce, Sylvia Beach, Juan Gris… convirtieron ese espacio en la sede central de la vanguardia europea.

Gertrude Stein vio en Hemingway algo especial, diferente, algo único que le llevó a apostar decididamente por el joven periodista que quería ser escritor. Pero antes le descubrió Sylvia Beach (editora y propietaria de la legendaria librería parisina ‘Shakespeare & Company’). Hemingway siempre estuvo rodeado de mujeres muy cultas, muy potentes, mujeres rompedoras… y todas ellas dieron su apoyo incondicional y apostaron por Hemingway”, explicó Miren Epalza.




La escritora azkoitiarra Mirentxu Larrañaga profundizó en la relación de amistad que unió a Ernest Hemingway con la también periodista y escritora Dorothy Parker, la primera que escribió y defendió públicamente los derechos sociales y los derechos de la mujer. “Dorothy admiraba la literatura de Hemingway; para ella ‘Por quién doblan las campanas’ era la novela por antonomasia. Decía que nadie podía escribir nada mejor que esta novela’. Dorothy, al igual que Hemingway, defendió la causa de la República y mantuvieron “siempre una relación muy cercana con los problemas de la sociedad y siempre denunciaron las desigualdades”.

Ambas coincidieron en asegurar que la leyenda de machista que persigue a Hemingway contrasta con la relación que mantuvo con las mujeres que protagonizaron el cambio cultural occidental en las primeras décadas del siglo XX.

Si vale agregar musas y polleras tengamos en cuenta que a Papa siempre le gustó estar rodeado de mujeres y a ellas también quienen lo buscaban en su afán de estar con un verdadero seductor. Además de sus cuatro esposas en la visa del escritor, no podemos ocultar a Ava Gardner, Ingrid Bergman y Marlene Dietrich, sin olvidar ese primer amor que inspiró “Adiós a las armas”, la enfermera Agnes Von Korowsky y que decir de Leopoldina su amor cubano y Adriana Ivancich.




Pero de eso ya hemos hablado y seguiremos rascando la olla para no dejar sin cupido al eterno Hemingway.


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