Saturday, October 03, 2009

EL HEMINGWAY DE ZOÉ VALDÉS
La revista VIVA que acompaña la edición dominical del diario Clarín del día 27 de setiembre de 2009, publica en el marco de una serie sobre Las ciudades de los grandes escritores, una crónica de la escritora cubana Zoé Valdés titulada Regocijo del Mar. Claro, se trata de una visión de Ernest Hemingway en La Habana.
La poeta y narradora nos habla de “su” Hemingway. De un Ernest sublimado, internalizado, de un Papa construido a través de sus lecturas adolescentes. Valdés hace un análisis acotado con aportes de guía turística que si bien informa al lector, no muestra al verdadero escritor norteamericano. Es que la vida del cuentista en La Habana fue muy rica. No quedó como un hombre inadvertido. El “Mister Hemingway” es un sello para los cubanos y no hay persona que al sólo nombrárselo no diga algo sobre el estadounidense.


En todo el trabajo hay escasa referencia al verdadero motivo de porque Hemingway eligió la isla para quedarse a vivir. Muchos especialistas coinciden en que Ernest encontró en Cuba un lugar económico donde instalarse, sumando además el placer de poder pescar y deambular como aventurero. Un dato no menor es que el novelista pasó todo su período caribeño en la época pre-castrista. Situación que le permitió encontrarse con una Cuba muy diferente a la de Zoé Valdés.
La escritora nos relata sus lecturas hemingwayanas en los años setenta y también dice que: “confieso que amé la escritura de Hemingway, aunque también me fui desencantando de ella en la medida en que leí a otros escritores”. Zoé en su narración no habla de La Bodeguita del Medio, de El Ciro’s, de El Rancho’s, de La Casa Real del Palacio de la Cerveza Hatuey, del Hotel Sevilla; no nos dice nada de los hoteles de la mafia -El Nacional, El Deauville, El Comodoro, El Capri, El Habana Hilton-, de la relación de Hemingway con los intelectuales cubanos, de su mayordomo René Villarreal, de su chofer Juan Pastor, de su capitán Gregorio Fuentes, de su médico, José Luis Herrera Sotolongo, del Club de Cazadores del Cerro, del Vedado Tennis Club. Tampoco la autora expone mucho sobre Finca Vigía, el equipo de béisbol, las riñas de gallos, La Terraza en Cojímar, sus perros y gatos. En fin, muchos detalles que no se descubren y que lo mostrarían al auténtico Hemingway. Zoé advierte que “sus intereses estaban bien marcados y claros: la escritura, el mar, la naturaleza, la pesca, por último lo cubano, más que el cubano”.

A esta altura Regocijo del mar sobrevuela la confesión juvenil de la poeta y no deja otra cosa que la idea de un trabajo por encargo. Zoé, nacida en La Habana en 1959, abandonó la isla en 1995 para radicarse en Francia y hoy es una de las mayores disidentes del castrismo. Su mirada sobre Hemingway es muy lineal. Trata de hacernos entender y contagiar esa fascinación por los olores, el mar, la mística del puerto y las calles de su ciudad amada. Lo logra, pero queda pendiente el retrato de Hemingway del que poco dijo.



1 comment:

Vasquito saenz said...

Jose Maria:
No todos tienen la suerte de ser especialistas en Hemingway y además de tratarlo con la maestria con que usted lo hace- Yo dejaria a la pobre Zoe en paz.