Wednesday, January 30, 2008

LIBROS DE HUMO

Dejo mi cortado por la mitad y me llevo el agua mineral. Es inútil pelear. El amigo fumador dice que el encargado lo autorizó y a mí el mozo me asegura que no tiene posibilidad de decirle al hombre chimenea que se marche afuera.
En medio de todo esto, acabo de comprar la colección de diez minilibros editados por la Biblioteca Nacional, en el apeadero de la Avenida Las Heras y calle Agüero. Son del tamaño de un atado de cigarrillos. El vendedor no es el cómplice librero sino una máquina expendedora que antes lanzaba cajas de cigarrillos de todas las marcas. Con mis libritos me meto en otro café que parece más disciplinado en cuanto al código de fumadores y del revistero levanto el suplemento Radar de Página 12. Cuando todavía no había llegado mi café, me sorprendo con una crónica titulada “¡Vos, fuma!”, que dice: “Hace más de medio año, la compañía británica de diseño Tank, tuvo una idea al menos curiosa: producir una gama de libros clásicos con el packaging de los cigarrillos. Obras abreviadas y relatos de Kafka, Conrad, Tolstoi, Kipling, Stevenson y Hemingway con forma de atados de veinte fueron así distribuidos entre diversas librerías y negocios. La aparición de los libros, que llevan como slogan cuentos que te dejan sin aliento, coincidió con la prohibición de fumar tabaco que rige desde julio pasado en los bares y restoranes británicos. Todo parecía ir sobre rieles hasta que la BAT ( Bristish American Tobacco) se quejó de uno de los atados, precisamente el que incluía Las nieves del Kilimanjaro de Hemingway, se parecía más de lo tolerable al atado de Lucky Strike”. Me pregunto: ¿Puede seguir jodiendo este tipo? Lo digo porque no le tocó a Kafka o Conrad…no, tenía que ser al malhumorado de Hemingway.
El mozo llega con mi pedido, lo deja sobre la mesa y antes de introducir el contenido del sobre de azúcar en la taza, observo que una señora enciende su cigarrillo Lucky Strike y saca de su cartera el estuche violeta del minilibro de la Biblioteca Nacional, titulado Esquema de una explicación de Chaplín de José Carlos Mariátegui.
Me tendré que acostumbrar a que las obras pequeñas sean atados de cigarrillos y que los libros de Hemingway no acepten el humo.

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