Saturday, September 01, 2007

NO TE MUERAS AHORA MADRID
Pasaron setenta años¿Atrás quedó la muerte?¿Se olvidó la guerra?¿Se calmó la violencia?¿Se aquietó el fanatismo?¿Se perdió la pelea?. Hoy Madrid no es la de entonces. Sin embargo un hombre escribe, no sabe si en el próximo minuto una explosión acabará con su crónica. No sabe si un coche-bomba estallará.No sabe si las manifestaciones se volcarán a las calles.
Es 30 de setiembre en Madrid y la gente no es feliz con tanta pena.
ENFRENTAMIENTO CON LA MUERTE
(Información de NANA,30 de setiembre de 1937)
Madrid- Se dice que la bala peligrosa es la que no se oye silbar;esto es cierto, pues su silbido se percibe cuando ya ha pasado. Pero la situación cambia con proyectiles de gran calibre. Este corresponsal sintió el último proyectil que estalló en este hotel; el estruendo del disparo de la pieza de artillería, el rugiente silbido de la bala, semejante al de un ferrocarril metropolitano, la explosión al caer la cornisa y el estrépito de los cristales y cascote. Mientras se escucha a estos fragmentos desparramarse por el hotel y se espera el próximo impacto, uno se da cuanta que está de nuevo en Madrid.
Actualmente reina la calma en la capital. Toda la actividad militar se desarrolla en el frente de Aragón. En el de Madrid casi no se combate;se colocan minas por ambas partes, se hacen incursiones contra las trincheras, las cuales se barren con fuego de mortero y armas automáticas, esta guerra de sitio se extiende desde Carabanchel y Usera hasta la Ciudad Universitaria.
Estas poblaciones son poco bombardeadas;hay días en que no se dispara contra ellas, hace buen tiempo y uno encuentra mucha animación en sus calles. En los comercios de tejidos hay toda clase de géneros;las joyerías,casas de artículos de fotografía y tiendas de antiguedades permanecen abiertas, y los bares están concurridos.
La cerveza escasea y el whisky casi no se ve. Las vidrieras de los establecimientos están surtidos de bebidas espirituosas que imitan a distintos licores, whisky y vermut;pero son más recomendables para uso externo;yo utilizo un whisky llamado "Milords Escosses" como loción para después de afeitar, líquido que, aunque hace arder la cara mucho, creo que es muy higiénico. Pienso también que los deportistas deberían emplearlo para curarse los hongos de los pies,pero hay que tener cuidado de que no caiga en el traje, pues se come la lana.
La gente se ve animada; los cines,cuyas entradas se encuentran protegidas de sacos de arena,están muy concurridos todas las tardes. Mientras más nos acercamos al frente, el pueblo muestra más animación y optimismo. En el frente, el optimismo ha llegado al tal punto,que este corresponsal fue invitado a bañarse anteayer en un afluente que corre por un terreno neutral en el frente de Cuenca y aceptó la invitación contrariamente a su buen sentido común.
Su corriente es fría e impetuosa. Está a tiro de las posiciones fascistas;esto pareció enfriarla más. La idea de bañarse allí me causó tal ateriamiento que,cuando en definitiva entré al agua, en vez de sentirla congelada,ésta me causó una sensación mas bien agradable,pero lo que me agradó más de la excursión fue salir cuanto antes del afluente y ponerme detrás de un árbol.
En aquel momento, un oficial republicano que formaba parte de aquel optimista grupo de bañistas, le tiró con su pistola a una culebra en el agua y le acertó al tercer disparo. Otro oficial menos optimista lo reprendió preguntándole si con aquellos disparos pretendía que el enemigo abriese fuego de ametralladora contra nosotros.
Aquel día no se disparó más contra las culebras.Descubrí en la corriente tres truchas que vendrían a pesar cuatro libras cada una.Produciendo un remolino profundo como si se hubiera lanzado un adoquín al agua, una grande salió a la superficie para agarrar un saltamontes que yo había lanzado en ella. Les tiré otros, y pude observar sus flancos anchos y fuertes cuando se volvían para atraparlos.Había abundancia de truchas allí donde antes de la guerra no había senderos trillados que llegaban a las márgenes. Las pequeñas estaban en los sitios vadeables y las grandes, en las pocetas y en las profundidades de la orilla.Es un afluente por el que vale la pena luchar,aunque sus aguas sean demasiado frías para nadar en ellas.
Un proyectil acaba de hacer explosión en un edificio que se encuentra más allá del hotel,donde estoy mecanografiando estas líneas,afuera hay un niño llorando y un miliciano lo ha tomado en sus brazos y trata de consolarlo.En nuestra calle no ha habido víctimas y los que habían empezado a correr,aflojaron el paso y se sonríen con nerviosimo;el que no corrió con las explosiones los mira de reojo,en esta ciudad llamada Madrid en que residimos ahora.
Ernest Hemingway

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